Lo que haces hoy,  determina lo que tienes mañana.

Decir yo soy así o siempre he sido así,  ya sabemos que es una justificación para seguir igual,  pero no es cierto que no podemos hacer nada,  y mucho menos que haya que resignarse.

Habitualmente hablo en la consulta y en los cursos de un término llamado asimetría.  Es el proceso que resulta de dedicar mucho esfuerzo, tiempo y dedicación a algo,  en detrimento de otros aspectos también importantes.

Sabemos que la vida no es estática y que hay etapas que hacen que en determinados momentos nos volquemos más en un aspecto que en otro.  Esto es normal y hasta adecuado,  pues forma parte del funcionamiento oscilante y variable del Universo.  El problema surge cuando uno se estanca en en un polo,  perjudicando pues a las otras áreas.

Suelo encontrarme con dos casos típicos en la consulta aunque no son los únicos ni pretendo generalizar.

En el hombre,  éste suele volcarse en el área profesional – laboral,  descuidando sin querer otros aspectos como el familiar, el de pareja  y el personal.

En la mujer,  ésta suele volcarse más en el área familiar con el cuidado de los hijos y el hogar,  descuidando sin quererlo también otras áreas como la profesional – laboral, la personal e incluso la de pareja.

Como digo estas situaciones son habituales,  pero no generalizables,  ya que los tiempos están cambiando tanto que ahora está todo del revés.  Diria que el hombre hoy,  por obligación casi,  al experimentar el desempleo está más tiempo en casa y con los hijos que la mujer,  quien parece adaptarse mejor a los nuevos aires del mercado laboral y pasa más tiempo fuera.

Nada pasa por casualidad y todo sirve para aprender algo,  si nos ponemos con la actitud de apertura a sacar lo mejor del cambio.

A veces estas tragedias como el desempleo, las rupturas de pareja,  una enfermedad o cualquier otra cosa que impide que continuemos el ritmo de siempre suceden para que tomemos conciencia de que no estamos en equilibrio,  de que estamos demasiado volcados en una área de nuestra vida y que hemos descuidado las otras.

¿Cuántas personas no hacen deporte nunca porque no tienen tiempo ni de mirarse al espejo?

¿Cuantos hijos se acuestan sin ver a sus padres ( más antes que ahora la verdad) o incluso a sus madres porque se pasan el dia entero trabajando?

¿Cuántas enfermedades sin resolver de verdad porque nos tomamos una pastilla y querermos salir corriendo para continuar como siempre?

¿Cúantas parejas que a pesar de vivir juntos ni se conocen,  se han vuelto unos completos extraños?

¿Cuántas personas viven volcadas solo en trabajar, en pagar, en resolver problemas,  … en sobrevivir sin tiempo para pararse a comtemplar la grandeza de la vida?

Pues la vida hace que te pares,  quieras o no quieras,  para que observes qué estas haciendo con ella.

Míralo como una oportunidad para crecer,  para recuperar la armonía y el bienestar.

Asume que ha sido una consecuencia quizás de haber dedicado mucho de ti a un área descuidando otras.

Además de ésto, que es muy posible a nivel individual,  no debemos olvidar que venimos de una cultura muy volcada en el consumismo y en la imagen.

El dicho “tanto tienes,  tanto vales”  ha estado imperando y diría que todavía continua en nuestras mentes y en nuestra realidad.

Esto nos ha hecho volcarnos en el trabajo,  en tener,  en conseguir cosas materiales, en invertir en nuestra apariencia externa ….    nada de esto es malo en sí mismo,  pero al darle demasiado valor,  volcándonos en exceso en lo externo en detrimento de nuestra riqueza interior,  hemos llegado a un extremo y ahora toca recuperar el equilibrio.

Quizás solo has sabido dedicarte a trabajar, a esforzarte por tener una vivienda y un coche, a luchar por una plaza de trabajo, ….   Repito,  todo esto está bien y forma parte de la vida física en la que vivimos,  pero nada de esto es eterno,  nada.

Nos hemos volcado mucho en lo exterior y en las apariencias de “ser exitosos” en función de “cuanto tenemos”,  no en función de “cuanto valemos” y lo cierto es que valemos igual con o son trabajo,  con o sin pareja,  con mucho o poco dinero en el bolsillo.

La verdadera riqueza del ser humano no está en lo que tiene fuera ni en lo que aparenta,  si no en su interior.

A esta parte interna nuestra no le hemos dedicado mucho tiempo,  ni esfuerzo por eso precisamente,  ahora nos pasa lo que no está pasando,  para que recuperemos el equilibrio.

Valora en qué inviertes tu tiempo y recuerda que si inviertes sólo en el trabajo ( o lo que sea ) que tienes hoy,  puede que mañana ese trabajo no esté y entonces ¿qué harás?

Si te vuelcas sólo en lo externo,  tu vida no tendrá sentido en muchos momentos ni será feliz cuando eso te falte.

Si inviertes en tu trabajo/familia/pareja/ocio…  y en tu crecimiento interior,  éste último te dará siempre la fortaleza de afrontar cualquier situación externa que puedas vivir.  Tanto cuando estás en lo alto y todo te va bien,  como cuando estás en lo bajo.  Además de que te servirá para sentir quién eres y cuánto vales realmente tengas lo que tengas hoy o mañana.

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