La crianza de los hijos es una de las responsabilidades más desafiantes y, a la vez, gratificantes que asumen los padres y las madres.
Los progenitores se dedican a guiar, proteger y nutrir a sus hijos e hijas, y cuando finalmente llegan a la mayoría de edad, se encuentran en un cruce de caminos.
¿Y ahora qué?
Éste puede ser un momento de liberación y transformación, tanto para los padres como para los hijos. O quizás no, todo depende de cada familia y, en última instancia, de cómo quiera interpretarlo cada persona.
Hay muchos hogares donde las cosas siguen igual pese a ser los hijos mayores de edad. Y precisamente eso es lo que origina familias disfuncionales, hijos que no crean su propio porvenir y otros muchos problemas que se podrían evitar.
 
✅ La liberación de la responsabilidad
La mayoría de edad de los hijos marca un punto de inflexión en la vida familiar. Ya no es necesario supervisar cada movimiento, tomar cada decisión por ellos o estar disponibles las 24 horas del día.
Esto no significa que se deje de ser padres, sino que la función cambia.
Según el Dr. Jeffrey Jensen Arnett, autor de “La adultez emergente: El tortuoso camino desde los últimos años de la adolescencia hasta los veinte”, este período es crucial para el desarrollo personal de los jóvenes, y la nueva responsabilidad es apoyarlos sin sobre protegerlos y con límites. Los padres no tienen por qué aceptar todas las demandas de los hijos adultos.
 
✅ Una nueva forma de relación con los hijos mayores de edad
Esta etapa ofrece una oportunidad maravillosa para redefinir la relación con los hijos e hijas.
Ahora se puede interactuar con ellos como adultos, con respeto y hasta cierta camaradería.
Es un buen momento para establecer límites claros y saludables. Los hijos adultos deben entender y respetar que sus padres también tienen derecho a su propio espacio y tiempo.
Así como que no tienen la obligación de satisfacer todas sus necesidades y que el hogar familiar no es suyo, sino de sus padres. Por lo que hay que agradecer el cobijo, colaborar en el cuidado de la casa y, por supuesto, respetar las normas.
 
✅ Oportunidades para el desarrollo personal y profesional
Los padres y madres, con menos responsabilidades diarias hacia los hijos, tienen un abanico de posibilidades para reenfocar sus energías en direcciones útiles y constructivas.
Quizás es el momento de retomar hobbies olvidados, viajar, aprender algo nuevo o incluso considerar un cambio profesional.
La psicóloga Patricia Love, coautora de “El síndrome del incesto emocional”, sugiere que los padres utilicen este tiempo para redescubrirse y fortalecer sus relaciones de pareja.
 
✅ Tiempo para la pareja y, sobre todo, para uno mismo
Si tienes una pareja, este es un momento maravilloso para reconectar y disfrutar de la compañía mutua sin las interrupciones constantes de los años de crianza.
Según el Dr. John Gottman, experto en relaciones y autor de “Los siete principios para hacer que el matrimonio funcione”, fortalecer el vínculo con la pareja puede revitalizar la relación y llevar a una mayor satisfacción y felicidad.
Tanto si tienes pareja como si no, fortalecer la relación contigo mismo/a también es muy importante y saludable en este momento.
El síndrome del nido vacío es habitual en estas etapas y lo padecen las personas que viven desconectadas de sí mismas y no saben qué hacer con sus vidas si no las dedican a seguir cuidando de sus hijos.
 
✅ Poner límites y fomentar la independencia
Es esencial que los hijos adultos aprendan a valerse por sí mismos.
Esto puede ser difícil para los padres, especialmente si han estado muy involucrados en la vida de sus hijos. Sin embargo, es crucial para su desarrollo personal y profesional. La Dra. Julie Lythcott-Haims, autora de “Cómo criar a un adulto”, enfatiza la importancia de permitir que los jóvenes adultos cometan errores y aprendan de ellos.
También es muy conveniente establecer límites razonables para que los hijos se hagan cada vez más responsables de sus propias vidas.
 
✅ Animarlos a volar
Los hijos necesitan saber que sus padres confían en ellos y en su capacidad para enfrentarse al mundo. Es importante animarlos a perseguir sus sueños y apoyarlos en sus decisiones, aunque poniendo los puntos sobre las íes, si la ayuda parental es necesaria.
También es conveniente permitirles avanzar incluso si a veces difieren de las expectativas parentales. Tienen derecho a elegir por sí mismos.
Este es el momento para ser mentores y guías, no supervisores.
 
✅ Conclusión
La transición a la vida con hijos adultos puede ser un momento de gran cambio, pero también es una etapa llena de oportunidades.
Liberarse de la responsabilidad diaria de la crianza permite redescubrirse, fortalecer relaciones y apoyar a los hijos en su camino hacia la independencia.
Aceptar y celebrar esta nueva fase de la vida puede traer una gran satisfacción y alegría, para todos.
Si eliges aceptar el cambio y ver esta nueva etapa como algo natural y una oportunidad, todos la viviréis mejor.
¡Es el momento de abrazar la libertad y explorar nuevas posibilidades!