Uno de los pilares fundamentales para el bienestar emocional es la calidad de nuestras relaciones. Ya sea con nuestra pareja, familia, amigos, o incluso con nosotros mismos, una relación realmente funciona cuando las partes implicadas tienen la misma intención y dirección.
Pero, ¿qué significa esto y por qué es tan crucial?
✅ Relaciones Disfuncionales:
la trampa del tiempo
Primero, es esencial entender que muchas relaciones, a pesar de mantenerse durante años, pueden ser disfuncionales desde un punto de vista psicológico.
Pueden sobrevivir por la inercia del tiempo, el miedo a la soledad o el compromiso social, pero no prosperan ni contribuyen al crecimiento personal de las personas involucradas. De hecho, son bastante perjudiciales contribuyendo a la enfermedad tanto física como mental de las personas que forman la relación.
✅ ¿Estamos remando juntos y en la misma dirección?
Si nos hiciéramos esta pregunta con más frecuencia, nos iría mucho mejor.
No daríamos vueltas, ni tendríamos tantos conflictos, tampoco perderíamos un tiempo valioso ni gastaríamos tanta energía. Aunque una de las cosas más importantes es que evitaríamos enfermar. Porque cuando hay conflicto y malestar continuo en nuestra vida, que no termina de resolverse, ese mal sale de alguna forma y normalmente es a través de la enfermedad.
¿Has escuchado frases tan habituales y literales como: “me pones enfermo” o “vas a conseguir que enferme”?
Pues tal cual.
✅ Relaciones Funcionales y Saludables
Una relación funcional y saludable se define por varios elementos clave. La intención compartida es el corazón de este tipo de relación. Esto significa que las partes implicadas están alineadas en sus metas, valores y expectativas en la vida.
Aprovecha esta información para comprobar si tus relaciones son funcionales y saludables.
Aquí tienes algunas características que definen una relación funcional y saludable desde la Psicología y aplicable a cualquier tipo de vínculo:
👉 1. Comunicación abierta y honesta:
Las personas en una relación saludable se comunican de manera efectiva. Esto incluye expresar necesidades, deseos y preocupaciones de forma clara y respetuosa. No se trata solo de hablar, sino de escuchar y entender al otro.
👉 2. Respeto mutuo:
El respeto es fundamental. Implica reconocer y valorar las diferencias del otro, sin intentar cambiarlo. Cada persona aporta algo único a la relación y eso se celebra en lugar de ser visto como una amenaza.
👉 3. Apoyo emocional:
En una relación saludable, las personas se apoyan mutuamente. Esto significa estar presente en los momentos difíciles y celebrar juntos los éxitos. Es un intercambio constante de empatía y comprensión.
👉 4. Equilibrio y reciprocidad
Las relaciones saludables no son unilaterales. Ambas partes contribuyen de manera equilibrada, ya sea en tiempo, esfuerzo o emociones. La reciprocidad asegura que nadie se sienta explotado o ignorado.
👉 5. Crecimiento conjunto y personal:
Las relaciones saludables fomentan el crecimiento. No solo crecen juntos como pareja o amigos, sino que también se apoyan en el desarrollo individual. Esto incluye animar al otro a perseguir sus metas personales y respetar su propio espacio.
👉 6. Autenticidad
La autenticidad implica ser uno mismo sin máscaras. En una relación saludable, puedes ser vulnerable y mostrar tu verdadero yo, sin miedo al juicio o la crítica.
👉 7. Libertad
Elegir libre y voluntariamente remar en la misma dirección con otra u otras personas es un derecho y un regalo maravilloso a la relación.
Cuando las personas libremente eligen cada día renovar su vínculo y compromiso de seguir avanzando, esa relación crece más y más en positivo.
✅ Relación con uno mismo:
el primer paso
Antes de poder tener relaciones saludables con otros, es crucial tener una buena relación con uno mismo.
Esto implica autoaceptación, autocompasión y la capacidad de autoevaluarse de manera honesta y sincera.
Sólo cuando nos entendemos y nos tratamos con amabilidad podemos ofrecer lo mismo a los demás.
✅ Conclusión
En resumen, remar juntos en la misma dirección no solo significa tener objetivos compartidos, sino también mantener una comunicación abierta, respetuosa y equilibrada. Respetar la libertad de elección así como asumir que las relaciones son acuerdos que se renuevan libremente cada día.
Las relaciones saludables son aquellas que nutren, apoyan y permiten crecer tanto en conjunto como individualmente a todos los implicados.
Ya sea con nuestra pareja, familia, amigos o con nosotros mismos, cuando compartimos la misma intención, construimos vínculos funcionales y saludables.