La crianza de los hijos es una de las experiencias más profundas y transformadoras que puede vivir una persona.
La llegada de un hijo o una hija nos abre a un mundo de nuevas emociones, responsabilidades y aprendizajes.
Nos brindan la oportunidad de experimentar una gama de sentimientos y situaciones que, sin su presencia, probablemente nunca habríamos conocido.
Sin embargo, es crucial recordar que aunque los hijos nos ofrecen estas vivencias invaluables, ellos no nos pertenecen.
Este concepto, aunque sencillo, encierra una profundidad psicológica que vale la pena explorar.
 
✅ Experiencias Únicas y Transformadoras
 
Los hijos nos permiten revivir la magia del descubrimiento a través de sus ojos. Desde los primeros pasos hasta las primeras palabras, cada hito en su desarrollo se convierte en un evento significativo en nuestras vidas.
Nos regalan momentos de alegría pura y nos enseñan a apreciar las pequeñas cosas. A través de ellos, volvemos a conectar con nuestra propia infancia y descubrimos una capacidad de amor y de entrega que quizás no sabíamos que teníamos.
 
Además, los desafíos que enfrentamos como padres y madres, nos llevan a desarrollar nuevas habilidades y fortalezas.
La paciencia, la empatía, la resiliencia y la capacidad de resolver problemas son solo algunas de esas cualidades que se fortalecen en la travesía de la crianza.
Estos aspectos no solo nos benefician en nuestra relación con ellos, sino que también enriquecen nuestras vidas en general.
 
✅ La Importancia de la Independencia
 
A pesar de la profunda conexión que podamos compartir con nuestros hijos, es vital reconocer que ellos no son una extensión de nosotros mismos.
Son individuos con sus propios pensamientos, sentimientos y aspiraciones.
Este entendimiento nos ayuda a fomentar su independencia y a apoyarlos en el desarrollo de su identidad única.
 
Desde una perspectiva psicológica, el concepto de individuación es crucial en el desarrollo saludable de un ser humano.
Los padres y madres deben proporcionar un entorno de apoyo y seguridad, y también permitir que sus hijos tomen decisiones, cometan errores, que no son tal sino experiencias, y aprendan de ellas.
Este equilibrio es fundamental para que los hijos e hijas desarrollen una autoestima saludable y una sensación de competencia personal.
 
✅ Evitando la Sobreprotección
 
Uno de los desafíos más comunes en la crianza es la tentación de sobreproteger a nuestros hijos. Incluso cuando son mayores de edad.
Aunque esta actitud suele nacer del amor y el deseo de evitarles sufrimientos, puede ser muy contraproducente.
Los hijos necesitan enfrentar desafíos y aprender a manejar el fracaso para desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia.
También necesitan valerse por sí mismos aunque tengan la tranquilidad de que siempre podrán contar con sus padres. 
 
Permitir que los hijos experimenten dificultades y aprendan a superarlas no solo les prepara para la vida adulta, sino que también les enseña que son capaces y valiosos.
La sobreprotección y fomentar que los hijos sigan necesitando a sus padres a pesar de ir creciendo, puede llevar a una falta de confianza en sí mismos, falta de madurez y a una dependencia excesiva y disfuncional de los padres.
 
✅ El Amor y la Libertad
 
El amor hacia nuestros hijos e hijas puede ser inmenso e incondicional, pero eso no significa que debamos controlarlos o moldearlos a nuestra imagen.
Nuestro papel como padres y madres es guiarlos, apoyarlos y estar allí para ellos, pero también respetar su individualidad, sus decisiones y dejarlos volar.
 
También lo es, ir viviendo cada etapa, reconocernos como personas y seguir evolucionando. 
 
Entender que los hijos no nos pertenecen también implica aceptar que, en algún momento, deberán tomar sus propios caminos. 
Este proceso puede ser doloroso para muchas personas, sobre todo, si viven por y para sus hijos y se han olvidado de sí mismas.
Pero es una parte natural y necesaria de la vida. Ver a los hijos crecer y convertirse en adultos independientes es, en última instancia, uno de los mayores logros para cualquier padre y madre.
 
✅ El Signo de un Trabajo Bien Hecho
 
Si notas que tu hijo/a  te necesita cada día menos, ¡alégrate!
Es la clara señal de que lo has hecho genial.
Tómalo como un indicador de que has hecho un trabajo excelente como padre o madre.
Por el contrario, si tu hijo o hija es ya mayor y sigue necesitandote demasiado, ¡míratelo!
Porque posiblemente estés utilizando tu rol como padre o madre para darle sentido a tu vida y estés impidiendo que crezca y se emancipe (salvo que tu hijo/a tenga una circunstancia física o mental que realmente lo justifique).
 
La meta de la crianza es preparar a los hijos para que sean autosuficientes, capaces de salir al mundo y crear sus propias vidas.
 
La disminución progresiva de su dependencia hacia ti conforme van creciendo, refleja su creciente capacidad para manejar la vida por sí mismos, una clara indicación de que le has proporcionado las herramientas necesarias para ser independientes y felices.
 
Este desapego gradual puede ser una fuente de orgullo y satisfacción, aunque a veces venga acompañado de un sentimiento de pérdida. Todo depende de cómo cada padre o madre lo interprete.
 
Es importante recordar que esta autonomía es el resultado natural de una crianza efectiva y amorosa.
Has cumplido con éxito tu rol de guía y protector, y ahora puedes observar con orgullo cómo tu hijo/a aplica lo que ha aprendido y construye su propio camino.
 
✅ Conclusión
 
Criar a un hijo o una hija es una experiencia enriquecedora que nos ofrece oportunidades únicas de crecimiento personal y emocional como seres humanos.
Sin embargo, es fundamental recordar que los hijos son seres independientes con su propio destino y responsables de sus vidas conformen van creciendo.
 
Al aceptar y respetar esta realidad, no solo fomentamos su desarrollo saludable, sino que también aprendemos a disfrutar plenamente de la maravillosa, aunque a veces desafiante, experiencia de ser padres y madres. Además de permitirles crecer y madurar. 
 
La Psicología nos enseña que el equilibrio entre el amor y la libertad es la clave para una relación sana y enriquecedora con nuestros hijos.
Apreciemos las experiencias que nos regalan, pero recordemos siempre que no son nuestros, sino individuos en su propio derecho y responsabilidad .
Si tu hijo te necesita cada día menos, felicítate: has hecho un trabajo fantástico.
 
“Escrito para mi misma y para quien guste de leerlo”.