
Llevo muchos años dedicándome a enseñar y a impartir clases semanales en diversas disciplinas como la Psicología Positiva, el Mindfulness, el Yoga y el Pilates.
Reflexionar sobre la importancia de empezar y terminar algo me parece esencial.
Tal como señala Álex Rovira en su libro “La buena suerte,” el compromiso y la constancia son claves para alcanzar nuestras metas.
Cuando iniciamos un proyecto, un curso o cualquier actividad, nos comprometemos con nosotros mismos y con los demás.
Ese compromiso es un propósito de esfuerzo, dedicación y constancia.

Bien es cierto que en el camino podemos encontrarnos con desafíos que hagan reconsiderar nuestros objetivos y ser amable con uno de mismo, es siempre recomendable.
Aunque no lo es tanto, ser demasiado condescendiente y sucumbir a las excusas.

Elsa Punset, en su libro “El libro de las pequeñas revoluciones,” explica cómo pequeños cambios y la persistencia nos ayudan a ver los desafíos como oportunidades para aprender y mejorar.

Este proceso no solo refuerza nuestra autoestima y nuestra confianza personal, sino que también nos prepara para afrontar futuros retos con una actitud positiva y resiliente.
Además, hay otra cuestión importante a considerar.

Tal como describe Pablo d’Ors en “Biografía del silencio,” encontrar satisfacción en el proceso y no solo en el resultado nos permite vivir con mayor plenitud y armonía.
Aprender a aceptar estos ciclos nos brinda oportunidades para aprender, crecer y evolucionar.
Hoy, al finalizar este curso escolar que comenzó en septiembre del año pasado, siento una profunda satisfacción y gratitud.
Mis alumn@s en Badolatosa y Puente Genil han mostrado un increíble compromiso y dedicación en cada sesión de Yoga y Pilates los lunes, martes y jueves.
Además, aquellos que han seguido mis clases de Psicología y Mindfulness los miércoles por la tarde, han aprendido a Cultivar la Felicidad como un hábito.
También están mis querid@s alumn@s desde casa, quiénes en directo o en diferido han contribuido a crear una comunidad virtual llena de apoyo y aprendizaje compartido.

Con cada clase, han enriquecido no solo su propio bienestar, sino también el mío.
Ha sido un año de crecimiento y aprendizaje mutuo, y estoy profundamente agradecida por la oportunidad de acompañarles en este viaje que termina hoy.
Al concluir este ciclo, me llena de satisfacción ver los avances y logros de mis alumn@s en distintos aspectos.
La clausura de este curso no es un final definitivo, sino un breve descanso antes de que nuevos comienzos nos llamen a continuar nuestro camino de aprendizaje y desarrollo personal.


Feliz Verano 


