Cuando abres los ojos y empiezas a darte cuenta de que tienes por delante un nuevo día, quizás te preguntes ¿Cómo elijo vivir este nuevo día?
La pregunta es fundamental y la elección no es nada trivial.
La investigación científica nos revela que la actitud con la que comenzamos nuestra jornada puede influir notablemente en nuestro bienestar y productividad.
✅ ¿Qué es la Fe Positiva?
Es una creencia y, por lo tanto, una expectativa en que las cosas irán bien, en que somos capaces de afrontar los desafíos y que el futuro nos depara oportunidades y cosas buenas.
Esta actitud se contrapone a la fe negativa, que se centra en anticipar problemas, fracasos y dificultades, generando un estado constante de ansiedad y pesimismo.
✅ La Ciencia Detrás
👉 1. Optimismo y Salud Mental:
Numerosos estudios han demostrado que las personas con una actitud optimista – un componente clave de la fe positiva – tienden a tener mejor salud mental.
Por ejemplo, la investigación de Carver y Scheier (2014) sugiere que el optimismo está asociado con menores niveles de depresión y ansiedad.
Esto significa que las personas optimistas manejan el estrés de manera más efectiva y se recuperan más rápido de los eventos adversos.
👉 2. Sistema Inmunológico:
El optimismo no solo mejora nuestra salud mental, sino también nuestra salud física.
Por ejemplo, un estudio de Segerstrom y Sephton (2010) encontró que los individuos optimistas muestran una respuesta inmune más robusta frente a patógenos. Esto sugiere que empezar el día con una actitud positiva puede literalmente fortalecer nuestras defensas naturales .
👉 3. Resiliencia y Afrontamiento:
La fe positiva también está vinculada con una mayor resiliencia.
Según la investigación de Fredrickson (2001), las emociones positivas amplían nuestro repertorio de pensamientos y acciones, facilitando el desarrollo de habilidades y recursos que nos permiten enfrentar mejor las dificultades.
Las personas con fe positiva son más propensas a ver los contratiempos como oportunidades de aprendizaje en lugar de amenazas insuperables.
✅ ¿Cómo Cultivar la Fe Positiva al Comenzar el Día?
Aquí tienes tres formas de hacerlo, aunque hay muchas más.
👉 1. Visualización Positiva:
Imagina tu día desarrollándose de manera exitosa. Visualiza cómo manejas eficazmente tus tareas y todo sala bien. Esta práctica no solo mejora tu estado de ánimo, sino que también prepara tu mente para buscar soluciones creativas cuando enfrentas desafíos.
Tu predisposición es crucial.
👉 2. Afirmaciones Positivas:
Repite frases que refuercen tu capacidad y valía, como “Estoy preparado para lo que venga”, “Hoy elijo ver lo bueno en cada situación” “Hoy todo va a salirme bien”…
Estas afirmaciones pueden contrarrestar la autocrítica, el negativismo y fomentar una actitud de confianza.
👉 3. Meditación y Mindfulness:
Practicar la meditación formal o el Mindfulness en tu dia a día, puede ayudarte a centrarte en el presente y reducir el estrés. Los estudios muestran que estas prácticas aumentan el bienestar emocional y la capacidad de manejar el estrés, componentes esenciales de la fe positiva .
✅ Conclusión
En resumen, empezar el día con fe positiva no significa ignorar los problemas o ser ingenuamente optimista.
Se trata de reconocer nuestras capacidades y nuestro potencial, confiando en nuestra habilidad para navegar por las incertidumbres de la vida.
La ciencia respalda el poder de una actitud positiva, ya que nuestra predisposición hacía algo condiciona el resultado. Además demuestra que cuando tenemos fe positiva mejora nuestra salud mental y física, aumenta nuestra resiliencia y, en última instancia, creamos una vida más satisfactoria.
Así que, la próxima vez que abras los ojos ante un nuevo amanecer, toma un momento para elegir la actitud con la que quieres vivir ese nuevo día y tu vida en general.
Fuentes:
1. Carver, C. S., & Scheier, M. F. (2014). Dispositional optimism.
2. Segerstrom, S. C., & Sephton, S. E. (2010). Optimistic expectancies and cell-mediated immunity.
3. Fredrickson, B. L. (2001). The role of positive emotions in positive psychology.
4. Kabat-Zinn, J. (2003). Mindfulness-based interventions in context.