He comprobado que esta expresión además de resultar graciosa, causa revuelo y surte efecto. Solo se trata de añadirle un toque de humor a algo que desde mi punto de vista es bastante importante.

Cuando nos encontramos ante una dificultad,  quizás experimentamos emociones que nos hacen sufrir o buscamos seguir un camino, tomar una decisión, encontrar nuestra propia verdad.

En muchos momentos experimentamos incapacidad para solucionar verdaderamente eso que nos preocupa. Por regla general,  nuestra cabeza no para repitiendo una y otra vez la misma cantinela,  argumentando,  machacándote a ti mismo/a o al otro con el que tienes el conflicto,  diciéndote lo que debes hacer,  lo que es peligroso, bla bla bla.

Aunque tomes un camino,  si lo haces desde tu mente,  en el fondo compruebas que no es una verdadera solución y la prueba del algodón es fácil:  Observa si estás en paz.

Nuestra mente  ( egoica ) vive en la dualidad y la separación,  entre tu y yo,  entre lo que es tuyo y lo que es mío,  entre tu razón o la mía,  y siempre quiere ganar,  porque si pierde siente que muere.  Desde ese punto de partida,  no puedes encontrar una respuesta verdadera y satisfactoria para todas las personas implicadas en cualquier situación conflictiva o de cualquier otra índole en la que te encuentres.  Ni tampoco en relación contigo.

Es importante considerar este punto,  pues somos maravillosos pero limitados en algunos aspectos como éste,  ya que  precisamente es mi forma errónea  en interpretar el mundo que me rodea la que me lleva al sufrimiento,  no puedo solucionarlo desde donde nace el error. 

Ante cualquier dificultad,  cada uno se las ingenia como sabe y puede.  Algunas personas van a rezar y pedirle a alguien en concreto,  si miramos un Curso de Milagros,  se recomienda pedirle expiación al Espíritu Santo para que corrija el error de pensamiento y aporte una visión inocente y clara de cómo son las cosas,  aportando sin duda paz.  Otras personas andan dando vueltas y vueltas en un conflicto contra ellos mismos peleándose con el otro y así pueden pasarse mucho tiempo sin resolver verdaderamente el conflicto y sin vivir en paz. También están los que se pasan meses de tratamiento psicológico notando mejoría pero sin terminar de solucionar de verdad el problema.

Independientemente de tus creencias o valores,  hoy día es muy habitual lavar la ropa sucia en la lavadora, ¿verdad? Podemos hacerlo a mano,  de hecho,  antiguamente así se hacía y también se sigue haciendo en muchos lugares,  pero,  si podemos lavarla a máquina que es más rápido, eficaz y agota menos,  ¿por qué elegir el camino más largo?.

Para mi,  lavar a mano es estar dando vueltas y vueltas haciendo cosas que no digo que no funcionen pero alarga mucho el proceso y desgasta en el camino.

Lavar en la lavadora es ponerse en la predisposición de entregar lo que ahora mismo te crea malestar desde un deseo profundo y sincero de solucionarlo en base a la verdad y no a mi propia conveniencia ( mente egoica ).  Es renunciar a llevar razón,  a imponerme sobre los demás,  a que las cosas pasen como creo que deben pasar,  al propio sufrimiento que experimento y que me atormenta porque estoy apegado/a  a él.    Sabes que algo está sucio,  te encuentras en estado de confusión,  porque lo que piensas de cómo es el mundo es lo que te genera malestar,  por eso,  esos mismos pensamientos,  ese estado mental y emocional,  ponlo a lavar  y  relájate  como cuando pones una lavadora y la dejas  andar sola sabiendo que dentro de un rato,  la ropa estará limpia y lista para tenderla.

¿Suena demasiado fácil?  Realmente lo es ya que sólo requiere un acto sincero de entrega y renuncia.  Acto que nuestra mente no entiende.  Pero nuestro corazón si.

Yo lo llamo cada día más,  Solución Feliz.

Puedo asegurarte que esto funciona y tiene su transfondo  aunque te suene raro o hasta tonto.

El mero hecho de entregar algo asumiendo que no  podemos resolverlo con lo que pensamos  ya es mucho para nuestra propia mente soberbia que cree que lo sabe todo.  A la par que supone una liberación de esa carga que llevamos siempre pensando que debemos hacerlo todo nosotros mismos.

Puede decirse que en verdad lo hacemos,  pero no desde el origen que creemos.

Hay un espacio más allá del estado de vigilia en el que vivimos donde están nuestras soluciones y respuestas verdaderas.    Por eso mismo,  igual que cuando te vas a la cama pidiendo una respuesta y tratando de dormirte plácidamente,  puedes también en cualquier momento del día,  meter en la lavadora  literal y metafóricamente hablando  lo que desees saber y / o resolver  y espera con tranquilidad porque las respuestas las escucharás.

Recuerda,  que no puedes oir si hay mucho ruido  y el ruido no viene de fuera,  si no de tu propia mente. 

 

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