En la vida, a menudo nos encontramos en situaciones en las que dejamos puertas entreabiertas, ya sea de manera consciente o inconsciente.
Estas puertas pueden representar relaciones pasadas, decisiones no tomadas o experiencias que no hemos cerrado adecuadamente.
La metáfora de la puerta entreabierta sugiere que, mientras no tomemos una decisión definitiva, nos mantenemos atrapados en un estado de incertidumbre o de malestar que nos impide avanzar y abrirnos a nuevas oportunidades.
Situaciones Comunes de Puertas Entreabiertas
Relaciones Pasadas
Una de las puertas más comunes que dejamos entreabiertas son las relaciones pasadas. Aferrarnos a una relación que ya no existe puede impedirnos encontrar una nueva.
La psicóloga y autora española, Mila Cahue, en su libro *Amor del Bueno* (2012), explica que es esencial cerrar capítulos amorosos para poder abrirnos a nuevas experiencias.
Si seguimos revisitando recuerdos o manteniendo contacto constante con una ex pareja, estamos, en realidad, anclados en el pasado.
Decisiones Laborales
Otra área en la que frecuentemente dejamos puertas entreabiertas es en el ámbito laboral. Puede que estemos atrapados en un trabajo o situación laboral que no nos satisface completamente pero no tomamos la decisión de buscar algo nuevo por miedo a la incertidumbre y apego a lo seguro aunque insatisfactorio.
Según el estudio de García-Alandete y otros (2014) publicado en la Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, la indecisión laboral está asociada con altos niveles de ansiedad y baja satisfacción vital. Cerrando esa puerta, tomando una decisión clara, podríamos descubrir nuevas oportunidades profesionales que nos aporten mayor realización personal y profesional.
Experiencias Traumáticas
Las experiencias traumáticas también pueden ser puertas entreabiertas. No afrontar adecuadamente un trauma o seguir guardando rencor y resentimiento puede dejarnos estancados emocionalmente en el pasado.
En el contexto español, la psicóloga clínica Isabel Menéndez Benavente, en su obra *El laberinto de la felicidad* (2016), aborda cómo la falta de cierre emocional tras experiencias dolorosas puede generar un impacto negativo en nuestro bienestar general.
El proceso de sanación implica enfrentar y procesar el trauma para poder cerrar esa puerta y avanzar hacia la recuperación y la libertad.
El Impacto negativo de mantener las Puertas Entreabiertas
Hay un dicho popular que dice “o entras o sales, pero no te quedes en medio, que estorbas”.
Mantener esas puertas a la mitad, sin abrir pero tampoco sin cerrar, no solo nos mantiene atados al pasado, sino que también consume nuestra energía mental y emocional en el presente.
La psicóloga y terapeuta española, Laura Rojas-Marcos, en su libro Somos Cambio (2020), destaca que la ambigüedad y la falta de resolución pueden llevar a un estado constante de estrés y ansiedad.
Este estado impide que podamos concentrarnos plenamente en el presente y limita nuestra capacidad de planificar y soñar con el futuro.
Conclusión
Cerrar puertas entreabiertas quizás no es un proceso fácil, pero resulta necesario para avanzar y abrirnos a nuevas posibilidades.
Cada puerta cerrada es una oportunidad para abrir otra que nos lleve hacia un camino más satisfactorio y enriquecedor.
La vida está llena de oportunidades esperando ser descubiertas, pero para ello, debemos asegurarnos de no estar atrapados en el umbral de una puerta que podría estar cerrada desde hace tiempo.