Las cosas se crean dos veces; una en el mundo invisible de nuestra mente ( los pensamientos) y otra en el mundo visible cuando se materializan.

No somos conscientes de la gran cantidad de pensamientos que tenemos al cabo del día pero es bastante recomendable prestar atención y escuchar nuestras películas mentales.

Si nos pasamos el día pensando en lo que no queremos,  desgraciadamente eso es lo que seguiremos teniendo mañana en nuestra vida.

Cada día tengo el privilegio y la satisfacción de ayudar a muchas personas a construir el futuro que desean, superar sus problemas y crear soluciones a su medida.

Es habitual escuchar el discurso de lo que no queremos,  de lo que nos preocupa o genera malestar.

A veces cuesta tratar de transformar eso en lo que sí queremos,  otras las personas lo tienen tan claro que es coser y cantar.

Comparto una experiencia propia y muy real que refleja cómo podemos actuar para solucionar un problema y conseguir lo que queremos.

Hace un tiempo de repente mi hija mayor tuvo un ataque extraño.  La llevamos al médico y todo parecia indicar que era epilpsia benigna.  Le hicieron las pruebas pertienentes y ése fue el diagnóstico. Entre tanto pasaron dos meses con varios ataques.

Quienes tienen familiares con epilepsia sabrán lo que impresiona ver a tu ser querido convulsionando.  Cuando llegaba la noche empezaba el calvario,  la primera hora de sueño era crítica pues era el momento donde solían darle o había mayor probabilidad de que le sucedira.

Me pasaba este tiempo a su lado pendiente de ella hasta que pasaba ese periodo tan crucial.

Sin darnos cuenta el miedo y la preocupación empezaron a aumentar en nuestras vidas  y la palabra epilepsia comenzó a ser habitual en nuestro hogar.

Después de informarnos más sobre este tipo de trastorno y de la segunda cita con la doctora.  Su padre y yo teníamos dos opciones:  volver a la normalidad en nuestras vidas con el enfoque de que estos ataques (le dieron varios)  han sido pasajeros y todo mejoraría,  o bien,  empezar a etiquetar a nuestra hija como epilépsica y hacerle un hueco a la enfemedad en nuestro hogar.

La probabilidad de que le siguieran dando ataques era la misma que la que no.  El  devenir del trastorno un tanto incierto pues aunque pasajero muchos niños lo padecen durante tiempo y toman medicación.

Elegimos pensar que nuestra hija dormía cada día mejor.  Creamos la  frase “Lucía duerme mejor cada día” y la repetíamos continuamente,  especialmente cuando llegaba la noche.

Dejamos de hablar de los ataques,  incluso dejamos de mencionárselos a ella. Hoy día ni siquiera recuerda aquella etapa de su vida.

En la oscuridad y en el silencio de la noche volvian los miedos,  los recuerdos negativos vividos del pasado,  la angustia de un nuevo ataque.  Me debatía entre alejarme de su cama y seguir mi ritmo habitual al acostar a mis hijos.  Daba vueltas,  iba y venía,  poco a poco,  por aproximaciones sucesivas fuí alejándome cada vez más de su lado hasta que retomé la normalidad de mi rutina.

Los días posteriores a esta decisión fueron críticos pues teníamos en la realidad los coletazos de nuestras preocupaciones del pasado.  Sabíamos que lo que veíamos en el presente era un reflejo de lo que habíamos pensado en el pasado.  Así que nos mantuvimos ( pese a las dificultades normales y comprensibles)  enfocados en nuestra frase.  Generando confianza y seguridad en que todo iba mejor cada día.  Cada vez que aparecía un pensamiento negativo que atentaba contra esta idea me repetía mentalmente o en voz alta ” gracias, gracias, gracias,  pero yo elijo pensar que Lucía duerme mejor cada día”.

Para darle mayor realidad a mis pensamientos me ayudada de recuerdos reales en los que mi hija dormía bien y tranquilamente toda la noche y en los que yo dormía también relajada y confiada.

Me repetía la frase y me embriagaba de esa sensación de confianza, fe y tranquilidad en que cada día todo iba a mejor.

Y así fue.  En poco tiempo sus ataques quedaron en el recuerdo.  el momento posterior a acostar a mis hijos volvío a ser un tiempo de silencio y tranquilidad en mi hogar.  Las noches volvieron a ser tranquilas y todos podíamos descansar de verdad.


Espero y deseo que esta experiencia personal te sirva de ejemplo para ayudarte en alguna situación por la que estés pasando.

Sé que no resulta fácil enforcarse en lo que uno quiere.  También sé que cuesta superar los miedos,  los viejos hábitos  y  la resistencia al cambio.

Pero puedo decirte por mi misma y por muchas personas con la que trabajo a diario que es posible y realmente sencillo ( el procedimiento) .  Lo  laborioso es el levarlo a cabo cada día y ser constante.

Para ayudarte un poco más te propongo una guía rápida y sencilla para enfocarte en lo que quieres  y hacerlo realidad.

1.-  Piensa en lo que quieres crear en tu vida.  Si no lo tienes claro y te viene más a la cabeza todo lo que no quieres.  Enfócate en algo que quieras cambiar.  Transforma lo que no quieres en lo que sí quieres.
Ejm:  No quiero estar triste contínuamente —  Quiero estar más alegre.

2.-  Crea una frase que represente aquello que quieres conseguir ( que se haga realidad).  Procura hacerla en afirmativo y en presente o gerundio.

Chequéala del 1 al 5 cuánto te gusta y adáptala a tí.

Ejm:  Yo elijo sentirme cada día mejor.

Yo me estoy sientiendo mejor cada día.

3.-  Coge un folio en blanco,  dibuja un calendario para dos o tres semanas como mínimo.   Cada noche podrás ir tachando el día que acaba.   Esto te ayudará a ser más constante y mantenerte enfocado en lo que quieres.

4.-  Lo ideal es repetir la frase cada dos por tres, pero mínimo dos veces al día,  cuando te levantes y cuando te acuestes.  Cuanta más emoción y sentimiento le pongas a la frase,  mayor efecto notarás y en menor tiempo.  Recuerda que puedes servirte de situaciones reales vividas en el pasado.  Eso te ayudará a sentir más la emoción.

5.-  Cuando te vengan los viejos hábitos,  pensamientos que le alejen de lo que quieres conseguir ….  repite: Gracias, Gracias, Gracias o Eliminar, Eliminar, Eliminar y acto seguido enfócate en tu afirmación positiva repitiéndola varia veces.

Tu taxista mental necesita saber hacia donde quieres ir y las creencias por fortuna, se pueden cambiar,  sustituyendo unas viejas por otras nuevas más positivas.

Haz esto durante dos o tres semanas,  comprométete contigo mism@ y te aseguro que antes de los 14 días,  si me apuras en la primera semana,  empezarás a ir notando resultados.

 

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